04-02-90
“Hace más de veinte años, que paciente y pequeñito tras el mostrador, Cesar Rengifo, oriundo del Estado Guárico recibe en su increíble bodeguita, única y quizás última en su género en esta Caracas poblada de celofán y rapidez.
Su cara apacible esconde todo el estupor y el miedo que han ido robándole la confianza y generándole angustia. “Las cosas no han sido fáciles últimamente (…)
Aquí se vive en un mundo no envasado que respira libertad. Qué placer da el oír: don César deme tres bolívares de comino y un metro de papel de aluminio. ¡Qué variedad la del detal! Algo de humano flota en el techo donde cuelgan los jabones de la Sierra como recién nacidos, envueltos y frágiles. (…)” Seguir leyendo en: