Este restaurant de 110 puestos se planteó el reto de ofrecer comida de calidades venezolanas, que variaban cada año en menú de 16 platos, creados por la chef para esta novedosa propuesta.
La sistematización de una comida criolla casera, en platos sofisticados y de alto volumen fueron un reto y un logro para esta chef que se mantuvo en un hotel 5 estrellas durante 13 años.
La formación permanente fue parte indispensable en el logro de esta audaz propuesta, que requería bases pedagógicas muy solidas, para lograr la ejecución y el objetivo final: complacer al cliente.